De horas...
Dice Cristina que quien escribe no quiere estar...
Y es un deseo cumplido: un reflejo de luz parda en los charcos que comienzan a pudrirse en las banquetas de una ciudad.
Y es un deseo cumplido: un reflejo de luz parda en los charcos que comienzan a pudrirse en las banquetas de una ciudad.
<< Home