Floto,
vertical en este ropero de loza muevo las manos para arrear las espirales de vaporcito que me mojan.
Escribir,
como quien sabe que ya no hay tiempo, que la humedad no espera, que tengo que atrapar mi reflejo agazapado en la cabeza del otro.
Contesta,
un línea que me jale y me ahorque, me saque enredada y aterida del fondo de tus mentiras tan auténticas.
Leer a Gorostiza,
riendo copiosamente hasta que mis ojos se deshagan y nazcan pequeños lagos sobre la mesa de madera, escurran por el borde, me miren desde el fondo:
Pobrecilla del agua,
ay, que no tiene nada,
ay, amor, que se ahoga,
ay, en un vaso de agua.